El U.S. GREEN BUILDING COUNCIL (www.usgbc.org) publicó estas escalofriantes cifras sobre el impacto ambiental de los edificios (comercial, oficinas y residencial):
- El 65.2% del consumo total de electricidad es por causa de los edificios.
- El 30% del total de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (Vapor de agua, Dióxido de carbono, Metano, etc.) es provocada por los edificios.
- El 12% del agua potable consumida es para los edificios.
- El 40% de las materias primas usadas mundialmente es para construir edificios.
Ante esta situación el diseño sostenible se vuelve una prioridad cada vez mayor, en cuanto a que es indispensable velar por el uso adecuado y racional del agua, crear mecanismos y sistemas con una mayor eficiencia energética, diseñar con un espíritu de conservación de nuestros recursos naturales y construir con el objetivo imperdible de lograr una óptima calidad ambiental interior.
En este marco de referencia es donde el control de la radiación solar que llega hasta el interior de nuestros ambientes arquitectónicos se vuelve trascendental.
La radiación solar varía según la latitud, el momento, las condiciones climatológicas y la altitud. El Salvador y toda la región mesoamericana recibe una gran cantidad de radiación solar: el 70% se recibe entre los meses de marzo y septiembre y el promedio de horas de luz solar es de 11 horas en invierno y de casi 13 horas en verano; lo que implica que recibimos una abundancia de radiación solar durante prácticamente todo el año.
Para terminar de plantear completamente la realidad en nuestro contexto, debemos estar conscientes de que el vidrio de una fachada, puerta o ventana es el punto más débil para la ‘indeseable’ ganancia de radiación solar en un edificio.
Un inadecuado control de la radiación solar que impacta en un edificio aumenta la probabilidad de recalentamiento interior, los costos de climatización se elevan y aumenta el consumo de energía eléctrica.
Afortunadamente existen respuestas arquitectónicas para minimizar estos efectos y aumentar el confort y la salud de los ocupantes de un edificio. SOLAIRE recomienda dos soluciones:
- El uso de vidrios insulados, es decir, en la unión de dos cristales separados por una cámara de aire herméticamente sellada. Esto es muy recomendable cuando se trata de fachadas, puertas y ventanas nuevas.
- Las películas de control solar que consisten en un film delgado, multicapa y ópticamente transparente, que se aplica por el lado interior de la ventana. Esto se recomienda cuando se trate de fachadas, puertas y ventanas existentes.